No hay forma de detener la transformación digital. En su avance seguro y constante, ha penetrado en casi todos los aspectos de la vida moderna, incluida la atención médica, que ahora ha alcanzado un nivel completamente nuevo de eficiencia, accesibilidad y personalización.
Los médicos ya pueden consultar los registros electrónicos de los pacientes en cualquier momento y en cualquier lugar. Con las consultas médicas remotas, la aburrida espera en el consultorio del médico ya es cosa del pasado. Ahora existen dispositivos portátiles que pueden monitorear tus signos vitales y alertarte de posibles problemas antes de que se conviertan en emergencias.
Llevándolo aún más lejos está el llamado Internet de los cuerpos, o IoB, una de las tecnologías más interesantes que han surgido de esta intersección de digitalización, biometría y atención médica.
El IoB se refiere a la red interconectada de dispositivos portátiles, sensores implantables y otros tecnología biométrica que pueden recopilar datos fisiológicos o de comportamiento del cuerpo humano y compartirlos con los proveedores de atención médica. Estos datos pueden incluir los signos vitales, los movimientos, los patrones de sueño, la actividad cerebral y más. Está claro que tiene el potencial de revolucionar la atención médica, el bienestar y el rendimiento humano.
Al recopilar datos en tiempo real sobre la salud y el comportamiento de una persona, el IoB puede detectar anomalías en sus etapas más tempranas, lo que brinda a los médicos una capacidad sin precedentes para cortar los trastornos de raíz. Además, el IoB también contribuye al cumplimiento y al pronóstico, ya que permite a los pacientes hacer un seguimiento de su propia salud y bienestar, optimizar su rendimiento y mejorar su calidad de vida.
El IoB ya está demostrando un enorme potencial para cambiar nuestra forma de pensar sobre la atención médica, ofreciendo nuevas oportunidades de atención preventiva, monitoreo remoto y medicina personalizada. Estos son algunos casos de uso reales:
Al igual que muchas tecnologías emergentes, el IoB está rodeado de un puñado de cuestiones espinosas relacionadas con la ética y la privacidad.
¿Quién es el propietario de los datos recopilados por los dispositivos IoB: el paciente, el proveedor de atención médica o la empresa que desarrolló la tecnología? ¿Los pacientes conservan los derechos exclusivos sobre los datos o ceden implícitamente los derechos de uso al proveedor de atención médica o al desarrollador?
A modo de ejemplo, un dispositivo portátil de IoB que monitorea los datos de salud también podría detectar conductas poco saludables, lo que podría provocar que las compañías de seguros de salud nieguen la cobertura. Un audífono conectado puede ser una bendición para un paciente parcialmente sordo, pero también puede grabar todos los sonidos que estén al alcance de la mano. ¿Qué pasa si esos datos se filtran?
Además, los datos de IoB también se pueden usar indebidamente para discriminar a ciertas personas en el empleo o los seguros, ya que pueden revelar información confidencial sobre la salud y el bienestar de una persona.
Los datos biométricos son muy personales y sensibles, y no se puede pasar por alto la posibilidad de que se utilicen indebidamente o se pirateen. El riesgo de robo de identidad y fraude es otro problema, ya que los datos biométricos se pueden utilizar para autenticar identidades y acceder a información confidencial.
Para calmar estas preocupaciones, se debe garantizar a los pacientes que tienen el control total sobre sus datos y que solo se comparten con los proveedores de atención médica y otras partes autorizadas con su consentimiento explícito. Los pacientes deben estar informados de la forma exacta en que se recopilan, utilizan y comparten sus datos biométricos, y se les debe dar la oportunidad de optar por no participar cuando lo deseen.
Los responsables políticos y los proveedores de atención médica deben trabajar codo con codo para desarrollar directrices y reglamentos claros sobre la recopilación, el uso y el intercambio de datos biométricos.
Sin embargo, esto podría llevar algún tiempo. En EE. UU. , falta una entidad única que proporcione una gobernanza significativa para la nueva tecnología, a pesar de que la FDA y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos parecen ser los de jure reguladores. Actualmente, la regulación se sigue llevando a cabo a través del ad hoc esfuerzos de agencias estatales y federales, organizaciones sin fines de lucro y grupos de defensa del consumidor.
A pesar de que la FDA está avanzando considerablemente en la ciberseguridad de los dispositivos médicos, muchos dispositivos IoB, especialmente los que están disponibles para uso de los consumidores, no entran en el ámbito de la FDA. Si bien las autoridades federales y estatales han empezado a abordar los riesgos de ciberseguridad asociados al IoB que escapan a la supervisión de la FDA, hay pocas leyes que impongan las mejores prácticas en materia de ciberseguridad.
Claramente, la creación de un organismo de supervisión y regulación para el IoB debería ser una de las principales prioridades legislativas.
La integración de IoB es solo cuestión de tiempo. Los beneficios potenciales de la tecnología en el cuidado de la salud son demasiado grandes como para ignorarlos, a pesar de las dificultades. La tecnología biométrica puede mejorar considerablemente los resultados de los pacientes, reducir los costos de atención médica y crear un enfoque más personalizado y preventivo de la atención médica.
Es imperativo encontrar un camino en el que se aproveche el poder de IoB y, al mismo tiempo, se respete la privacidad de los pacientes y su capacidad de decisión sobre sus datos.